Ocurre cuando el ojo sufre un impacto sin que haya una herida abierta. Puede provocar inflamación, hemorragias internas, aumento de la presión ocular, fracturas en la órbita o daño en la retina. A veces, los síntomas aparecen horas o días después, por lo que es fundamental un control oftalmológico, aunque la visión parezca normal.
Ocurre cuando el ojo sufre un impacto sin que haya una herida abierta. Puede provocar inflamación, hemorragias internas, aumento de la presión ocular, fracturas en la órbita o daño en la retina. A veces, los síntomas aparecen horas o días después, por lo que es fundamental un control oftalmológico, aunque la visión parezca normal.
Se produce cuando la pared del ojo sufre una herida, ya sea una perforación por un objeto punzante o un desgarro debido a un impacto fuerte. Estos casos son emergencias graves, ya que pueden comprometer estructuras internas del ojo y provocar pérdida visual irreversible si no se tratan de inmediato con cirugía. Cualquier golpe en el ojo debe ser evaluado por un especialista lo antes posible, incluso si no hay dolor ni cambios evidentes en la visión. Un diagnóstico temprano puede prevenir complicaciones serias.